EL COMANDANTE DEL BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA NÚMERO 5, EN LA
GUERRA DE MALVINAS, CAPITÁN DE FRAGATA DE IM CARLOS ROBACIO, EN LA FOTO
SUPERIOR YA CON EL GRADO DE
CONTRAALMIRANTE LUCIENDO TODAS SUS CONDECORACIONES, POCO TIEMPO ANTES DE SU
FALLECIMIENTO.
Malvinas, una verdad que los políticos tergiversan y ocultan a la ciudadanía, hasta el colmo de
desmerecer la actuación de los jóvenes conscriptos, son los mismos políticos,
desde Alfonsín hasta la actualidad, que destruyeron a las Fuerzas Armadas de la Patria, llevando
los sueldos y el presupuesto de las mismas a valores ridículos y llegando al
colmo de encarcelar a miles de militares, por haber salvado a la Patria
del yugo marxista, impulsado y sostenido por las organizaciones terroristas
guerrilleras subversivas de Montoneros,
E.R.P.,(Ejército Revolucionario del Pueblo), F.A.P. F.A.R., etc.
Los políticos no pueden ni deben ignorar que los militares son los
profesionales de la violencia y de la guerra y que como tales son formados, educados,
adiestrados y preparados para destruir a los enemigos de la Patria, cuando el
Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, (el Presidente de la Nación), lo ordene y valga como ejemplo el Decreto
presidencial “secreto” N° 261/75, por el cual se ordenó a las Fuerzas Armadas de la Patria:
"ANIQUILAR EL ACCIONAR SUBVERSIVO", cumplida la misión ordenada a las Fuerzas Armadas, los mismos políticos
que ordenaron las acciones, con la complicidad de una justicia prevaricadora, encarcelaron
a los militares.
Semblanzas que reconfortan a los marinos y – en particular –
a los Infantes de Marina, el Batallón de Infantería de Marina N° 5, reforzado
con el Escuadrón de Exploración de Caballería 1 del Ejército Argentino,
combatió valiente y tenazmente contra el invasor inglés en la montaña
Tumbledown, ocasionando a las tropas de elite británicas, 359 bajas,
esta cifra es negada por los ingleses, pero ha sido
verificada en el campo de batalla, por el Comandante del BIM N° 5, el
correntino y en ese tiempo, Capitán de Fragata de Infantería de Marina Don
Carlos Hugo Robacio.
Este heroico Infante de Marina
alcanzó la jerarquía de Contraalmirante, con la cual ejerció el honroso cargo
de Comandante de la Infantería de Marina, previo a su pase a retiro voluntario
en el año 1991.
Revista NUEVA ARGENTINA
Testimonio del Contraalmirante de Infantería de
Marina Don Carlos Hugo Robacio:
“Los bajamos sin asco y los paramos”.
Este bravo infante de marina nació en Corrientes en
el año 1933 y falleció en 2011. Recibió numerosas condecoraciones, entre ellas
“ La Nación Argentina al Valor en Combate”.
El BIM 5 y su Jefe.
El Batallón de Infantería de Marina Número 5,
reforzado con 200 hombres del Ejército, (Escuadrón de Exploración de Caballería
1), pasó a ser una leyenda heroica por su extraordinario desempeño
en la guerra de 1982.
Esa unidad fue entrenada, formada
y preparada para el combate por su Jefe, el entonces Capitán de Fragata
Carlos H. Robacio.
Ya en Malvinas, Robacio combatió al frente de sus
hombres de una manera tan decidida que asombró al enemigo. Así por ejemplo,
dice M. Hasting en “La batalla por Malvinas”: “Los Guardias Escoceses,
(tropa de élite), podían oír a los argentinos gritar e incluso cantar mientras
luchaban. Eran las mejores tropas….el 5° de Infantería de la Marina Argentina”.
The Sunday Times dijo: “No se rindieron ni se
retiraron los argentinos en la montaña de Tumbledown, donde la Guardia Escocesa
debió enfrentar la más violenta de todas las acciones. Allí se hallaba el
Batallón Número 5 de Infantes de Marina, argentinos muy expertos y bien
atrincherados que disparaban sin cesar y de una manera impresionante”.
Robacio y su BIM 5 no acataron la orden de
rendición el 14 de Junio de 1982.
Siguieron combatiendo con furor hasta agotar la
munición y luego en combate cuerpo a cuerpo al arma blanca. Entraron a Puerto Argentino en perfecta formación,
armas al hombro y a paso de desfile. Los ingleses, asombrados por tanto
derroche de coraje, se formaron para saludarlos militarmente y recibirlos con
honores.
Este es el testimonio de Robacio:
“Tenía a mi mando 700 hombres del Batallón, y
alrededor de 200 efectivos del Ejército Argentino, con los que luchamos en el
momento más crítico y más feroz del ataque británico; pese a ello, se
registró un grado increíblemente ínfimo de bajas: 30 muertos y 105 heridos.
Como contrapartida, les provocamos al enemigo el más alto número de muertos:
aunque no lo reconocen oficialmente, en la zona donde peleó el BIM 5 los
británicos perdieron 359 hombres, de donde saco esa cifra? ellos mismos me la
dijeron.
“De los 74 días que pasamos en Malvinas, 44
recibimos fuego permanente sin poder responder. Solo los 4 o 5 últimos días
fueron de real combate para nosotros…
Recuerdo un momento del último día, el
14 de junio, a las 10 y media de la mañana. Era un momento muy crítico.
Nos estábamos replegando sobre Sapper Hill, desde Tumbledown y Williams.
Veo que el segundo comandante, Daniel Ponce,
Capitán de Fragata, cae, agotado, rendido. El fue un segundo comandante
perfecto, un ejemplo.
Cuando cae, dos conscriptos van a auxiliarlo. No
estaba herido. Estaba agotado, no podía más. Ponce ordena a los conscriptos que
lo dejen.
Ellos le dicen: “Si hay que morir, morimos los
tres”. Lo ayudaron, lo levantaron, lo llevaron y los tres salieron con vida. A
esto yo le llamo cohesión.
El Subteniente Silva, todos sabían lo que estaban
haciendo. Me conmovió la entrega del Subteniente Silva, del Ejército, que se
incorporó a mi unidad cuando se replegó el Regimiento 4, Silva era un
valiente. Muy joven, pero muy decidido.
Vino y me dijo que lo destine en el
lugar donde se iba a luchar más duramente. Fue a Tumbledown. Murió con sus 4 soldados, peleando con la mayor bravura. Allí estaban los escoceses, (muy buenos, como los paracaidistas
ingleses), y los famosos gurkhas, que eran pura propaganda. Caían como moscas. También recuerdo a un conscripto que desobedeció mis órdenes. En un momento del combate en que
los británicos eran rechazados, él corre detrás de ellos, baleándolos sin
parar. Yo le ordeno que se detenga. Pero él sigue. El fuego enemigo
lo alcanza y cae muerto. Yo mismo lo enterré estaba a 500 metros delante
de las posiciones en que debía estar…y rodeado de enemigos muertos.
Actos de arrojo así hubo a montones, aunque no por
desobedecer mis órdenes.
“Yo no soy ni bravo, ni valiente, ni nada por el
estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle. Pero en
Malvinas no pude tener miedo. No pude tenerlo porque creo que Dios no me
dejó tenerlo, y la preocupación por mis hombres, su entrega, obviamente no me
podían permitir el privilegio de tener miedo.”
“Sí sentí amargura. Ha sido la más grande amargura
de mi vida, en dos momentos críticos: uno, cuando tuve que ordenar el inicio
del repliegue hacia Sapper Hill; y el segundo, terrible, cuando entró mi
batallón, desfilando, armas al hombro, entero, a Puerto Argentino. Eso
significaba la rendición. Ahí aflojé. Más de uno me habrá visto llorar”.
A las 3 de la madrugada del 14 de junio hicimos uno
de los contraataques más intensos contra el enemigo, en Tumbledown, junto
con la compañía de Ejército del Mayor Jaimet. Ellos son los que chocan con
los famosos gurkhas.
Los nuestros eran más o menos 150 hombres. Ellos
eran entre 800 y 1.000. allí concentré fuego de la artillería de Ejército .
Según me contó luego el General inglés Wilson, de la Quinta Brigada –con
quien conversé cuando estuve prisionero- allí sólo quedó un tercio en pié.
Los barrimos. Aunque ahora lo nieguen, fue así.
Todo un regimiento de ellos chocaba contra 60 u 80
hombres míos, y los bajamos sin asco, y los paramos. Una de las preguntas que
me hicieron fue porqué no había contraatacado, si les habíamos quebrado el
ataque.
Yo tenía a la Compañía Mar lista para el
contraataque. Pero la realidad es que, cuando podíamos hacerlo, ya no teníamos
munición. Por otra parte, había llegado la orden de repliegue. Sobre
nuestras posiciones caían mil proyectiles de obuses por hora, además del
bombardeo naval, más los aviones y los helicópteros. Era tremendo.
Así y todo, podíamos haber contraatacado, de
haber tenido un poco de munición. Pero, no hubiera cambiado el curso de la
batalla. La suerte estaba echada. Claro: los ingleses no sabían mi situación
real.
Esperaban el contraataque nuestro. Rezaban, me
dijeron, para que no contraatacáramos. Pero
¿Con que? Cuando les conté que nosotros éramos un batallón, no lo
podían creer.
También recuerdo que, en el momento de
decidir el contraataque, llamo a los oficiales de mi Estado Mayor y les cuento
mi plan. Tomo la carta y hago un esbozo de las órdenes. Ellos se miran entre
sí. No dicen nada. Cumplen. Pero después del 14 de junio, a mí me había quedado
una duda: ¿porqué se miraron entre ellos? Un día se los pregunté. Me dijeron
que pensaban que yo estaba loco. Entonces, una vez que pasaron las cosas y
terminó, yo seguí preguntando: ¿Y ustedes que hubieran hecho, aún así?
“Hubiéramos cumplido la orden. Punto”. Eso era el BIM 5. Eso es lo que
vale. La confianza. Pero quisiera destacar que en Malvinas cada uno luchó con
lo que pudo, y con lo que tuvo. Por cada uno de nosotros caían seis o siete de
ellos. Ahora ya saben que no les tenemos miedo, que no somos indios y que sus
soldados no vinieron de pic-nic.”
En las actuales horas, las más oscuras de la
historia de Argentina ... ¡¡Viva la Patria!! ¡ ¡ ¡
DE CARA AL SOL ! ! !
No hay comentarios:
Publicar un comentario