domingo, 12 de noviembre de 2017

EL PEDESTAL DE LA GLORIA


Señor Director:

En la controvertida carta "Poderío perpetuo" (diario "La Prensa", 25/10), el lector Carlos María Romero Sosa, expresa: "En el caso concreto del bronce ecuestre del general Roca... es sabido que desde tiempo atrás hay quienes postulan su retiro", e, insólitamente, propone: "... se descubra un busto de Maldonado para homenajear su idealismo y espíritu de libertad, valores capaces de contrapesar en algo o en mucho el secular y oscuro dominio del capitalismo internacional y las oligarquías nativas sobre los sufridos habitantes de la Tierra Azul: Calfu Mapu, en lengua mapuche" (¿?;sic).
Se me ocurre que antes de dar cumplimiento a tan estrafalario mandato, nos deberá ilustrarnos y que sepamos quién fue el mochilero Maldonado y en base a qué méritos lo orlaba para que sea honrado como una eminencia por la República Argentina, y aprovecho para decirle que el mapuche no es pueblo originario argentino, sino chileno, lo que debería saber, y, por esa sencilla razón, es en Chile donde deberían ser honrados, por lo cual que transmita sus inquietudes a las autoridades de nuestro país vecino.
Es precedente refrescarle la memoria ideologizada recordándole que la "Campaña al Desierto" (1878/1879), fue ordenada por el presidente Nicolás Avellaneda, quien designó para comandarla a su ministro de Guerra, Julio Argentino Roca, en estricto cumplimiento de la ley del 25 de agosto de 1867, demorada doce años (y que el 5 de octubre de 1878, el Congreso, mediante ley 947, aprobó el proyecto del Tte. General Julio Argentino Roca, de conquista del desierto, y por ley 954 creará más tarde la gobernación de la Patagonia. La ejecución del plan se hizo en dos etapas. La primera fue preparatoria, realizada a partir de julio de 1878, mediante operativos aislados que fueron limpiando de tolderías todo un inmenso escenario, obligando a la indiada a dejar su hábitat y refugiarse en zonas aún no exploradas. Fue una campaña de "malones invertidos", pues ya no era el malón indio el que atacaba poblaciones indefensas robando, sino que eran cuerpos del ejército los que caían sobre los toldos rescatando a cientos de cautivos.

En 1879 se realizó la segunda parte del plan, tendiente a ocupar el camino a Chile, que facilitaba la negociación del ganado robado, y desde donde podían llegar otros contingentes araucanos, como había ocurrido con Calfucurá en 1834. Unos 6.000 hombres, divididos en cinco cuerpos de ejército, convergieron a todo lo largo del Río Negro acompañados de misioneros, ingenieros, agrimensores, hombres de ciencia, periodistas, fotógrafos, médicos, etcétera. El 25 de mayo de aquel año se tomó posesión de la isla Choele-Choel. En junio, se llega a la confluencia del río Limay con el río Neuquén, mientras la columna de Napoleón Uriburu accedía al alto Neuquén.

Se logra así pacificar toda una inmensa zona sujeta durante largo tiempo a la rapiña, al sacrificio de vidas inocentes y muchas veces al incendio de las haciendas. Se incorporaron 15.000 leguas cuadradas a la producción agrícola-ganadera; y se afirmaba la soberanía nacional sobre la Patagonia, en momentos en que subsistía el conflicto limítrofe con Chile en esa zona.
La conquista del desierto se completaría definitivamente durante la excelente Presidencia del Tte. General Roca y las presidencias siguientes.
Agrego que en el transcurso de la Campaña, médicos y enfermeros examinaban a los indios prisioneros, niños, mujeres y ancianos por sus dolencias, vacunados y muchos remitidos a los hospitales de Buenos Aires, Roca, con sus dos gobiernos, fue el constructor de la Argentina moderna y progresista (en el buen sentido de la palabra), aplicando las preclaras ideas de Juan Bautista Alberdi.
Es penoso, luego, que lelos, guiados por un indigenismo e ideologismos perimidos (marxismo), se consideren con autoridad para insultar a nuestros próceres -como acaba de suceder en El Bolsón, Chubut, en que destruyeron el busto del excelso prócer Capitán General D. José F. de San Martín, ofensa infligida por los mapuches que no puede quedar impune, pues la Generación del 80 transformó el desierto en un vergel en menos de 40 años, llegando la Argentina a tener un ingreso per cápita superior a todos los países latinoamericanos y la mayoría europea.

El ex director del Museo Histórico Nacional y ex presidente de la Academia Argentina de Historia, doctor Juan José Cresto, expresó: "El pedestal de la gloria de Roca está en sus dos gobiernos y en su orientación política, mucho más que en la ocupación del desierto, pero ésta es un timbre de honor de su biografía. Con el tiempo, a través de personas que no han leído específicamente sobre el tema o que tienen otros intereses, se ha creado una fábula que gente de buena fue la ha creído, porque así se elaboran los mitos que después parecen "verdades reveladas" de valor teológico. Felizmente, cualquier serio investigador de la historia, cualquier estudioso del pasado que se documente, se preguntará azorado: ¿qué genocidio?" (1); cómo personas mal informadas, malintencionadas o iletrados se atreven a proferir.

1) Del artículo "Roca y el mito del genocidio", Instituto de Historia Militar Argentina, por el Dr. Juan José Cresto del 6-6-2012.

Con cordiales saludos,

Alfredo Nobre LeiteDNI 18.221.024
http://marimba37@outlook.com

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