COMO UN VERDADERO HOMENAJE A LA GLORIOSA GESTA DEL 2 DE ABRIL, SE INCLUYE EL RELATO HECHO POR EL ENTONCES CAPITÁN DE FRAGATA DE I.M. CARLOS ROBACIO, COMANDANTE DEL BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA NÚMERO 5, QUE TUVO UN DESEMPEÑO EXCELENTE Y HEROICO EN EL COMBATE DE TUMBLEDOWN, ABATIENDO A GRAN CANTIDAD DE ENEMIGOS INGLESES QUE NO PUDIERON TOMAR LA POSICIÓN DEL BATALLÓN ARGENTINO.
ESTE BATALLÓN QUE TUVO MUY POCAS BAJAS EN RELACIÓN A LAS MUCHAS OCASIONADAS A LOS INGLESES, AL FINAL DE LA GUERRA DESFILÓ CON SUS ARMAS AL HOMBRO POR LAS CALLES DE PUERTO ARGENTINO, EMOCIONA LEER ESTE RELATO DE LA GUERRA MUY POCO DIFUNDIDO POR EL PERIODISMO.
EL CAPITÁN ROBACIO ALCANZÓ AÑOS DESPUÉS DE LA GUERRA, EL GRADO DE CONTRAALMIRANTE DE INFANTERÍA DE MARINA, FALLECIENDO EL 29 DE MAYO DE 2011 A LOS 76 AÑOS DE EDAD.
EL
8 DE SEPTIEMBRE DE 2018, HUBIERA CUMPLIDO 85 AÑOS, UN INFANTE DE MARINA Y
COMANDANTE EJEMPLAR, EN SU HOMENAJE SE TRANSCRIBE UNA SEMBLANZA DEL EXCELENTE
DESEMPEÑO EN COMBATE DEL BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA Nº 5, DURANTE LA
GUERRA DE MALVINAS.
MALVINAS
BIM N° 5, TESTIMONIO DE SU COMANDANTE, EL CAPITÁN ROBACIO.
EL
COMANDANTE DEL BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA NÚMERO 5, EN LA GUERRA DE
MALVINAS, CAPITÁN DE FRAGATA DE IM CARLOS ROBACIO, EN LA FOTO SUPERIOR YA
CON EL GRADO DE CONTRAALMIRANTE LUCIENDO
TODAS SUS CONDECORACIONES, POCO TIEMPO ANTES DE SU FALLECIMIENTO.
Malvinas,
una verdad que los políticos tergiversan y ocultan a la ciudadanía, hasta el colmo de
desmerecer la actuación de los jóvenes conscriptos, son los mismos políticos,
desde Alfonsín hasta la actualidad, que destruyeron a las Fuerzas Armadas de la Patria, llevando
los sueldos y el presupuesto de las mismas a valores ridículos y llegando al
colmo de encarcelar a miles de militares, por haber salvado a la Patria
del yugo marxista, impulsado y sostenido por las organizaciones terroristas
guerrilleras subversivas de Montoneros,
E.R.P.,(Ejército Revolucionario del Pueblo), F.A.P. F.A.R., etc.
Los
políticos no pueden ni deben ignorar que los militares son los
profesionales de la violencia y de la guerra y que como tales son formados, educados,
adiestrados y preparados para destruir a los enemigos de la Patria, cuando el
Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, (el Presidente de la Nación), lo ordene y valga como ejemplo el Decreto
presidencial “secreto” N°
261/75, por el cual se ordenó a
las Fuerzas Armadas de la Patria:
"ANIQUILAR
EL ACCIONAR SUBVERSIVO", cumplida la misión ordenada a las
Fuerzas Armadas, los mismos políticos que ordenaron las acciones, con la
complicidad de una justicia prevaricadora, encarcelaron a los militares.
Semblanzas que reconfortan a los marinos y – en particular –
a los Infantes de Marina, el Batallón de Infantería de Marina N° 5, reforzado
con el Escuadrón de Exploración de Caballería 1 del Ejército Argentino,
combatió valiente y tenazmente contra el invasor inglés en la montaña
Tumbledown, ocasionando a las tropas de elite
británicas, 359 bajas, esta cifra es negada por los
ingleses, pero ha sido verificada en el campo de batalla, por el Comandante del
BIM N° 5, el correntino y en ese tiempo, Capitán de Fragata de Infantería de
Marina Don Carlos Hugo Robacio.
Este heroico Infante de Marina
alcanzó la jerarquía de Contraalmirante, con la cual ejerció el honroso cargo
de Comandante de la Infantería de Marina, previo a su pase a retiro voluntario
en el año 1991.
Revista
NUEVA ARGENTINA
Testimonio del Contraalmirante de
Infantería de Marina Don Carlos Hugo Robacio:
“Los bajamos sin asco y los
paramos”.
Este bravo infante de marina nació en
el pueblo de Caá Catí provincia de Corrientes, el 8 de septiembre del año 1933
y falleció el 29 de mayo de 2011 en Bahía Blanca. Recibió numerosas
condecoraciones, entre ellas “La Nación Argentina al Valor en Combate”.
El BIM 5 y su Jefe.
El Batallón de Infantería de Marina Número
5, reforzado con 200 hombres del Ejército, (Escuadrón de Exploración de
Caballería 1), pasó a ser una leyenda heroica por su
extraordinario desempeño en la guerra de 1982.
Esa
unidad, con asiento natural en la ciudad de Río Grande, Tierra del Fuego, fue
entrenada, formada y preparada para el combate, por su Jefe el entonces Capitán de Fragata Carlos H.
Robacio.
Ya en Malvinas, Robacio combatió al
frente de sus hombres de una manera tan decidida que asombró al enemigo. Así
por ejemplo, dice M. Hasting en “La batalla por Malvinas”: “Los Guardias
Escoceses, (tropa de élite), podían oír a los argentinos gritar e incluso
cantar mientras luchaban. Eran las mejores tropas….el 5° de Infantería de la
Marina Argentina”.
The Sunday Times dijo: “No se rindieron
ni se retiraron los argentinos en la montaña de Tumbledown, donde la Guardia
Escocesa debió enfrentar la más violenta de todas las acciones. Allí se
hallaba el Batallón Número 5 de Infantes de Marina, argentinos muy expertos y
bien atrincherados que disparaban sin cesar y de una manera impresionante”.
Robacio y su BIM 5 no acataron la orden
de rendición el 14 de Junio de 1982.
Siguieron combatiendo con furor hasta
agotar la munición y luego en combate cuerpo a cuerpo al arma blanca.
Entraron a Puerto Argentino en perfecta
formación, armas al hombro y a paso de desfile. Los ingleses, asombrados por
tanto derroche de coraje, se formaron para saludarlos militarmente y recibirlos
con honores.
Este es el testimonio de Robacio:
“Tenía a mi mando 700 hombres del
Batallón, y alrededor de 200 efectivos del Ejército Argentino, con los que
luchamos en el momento más crítico y más feroz del ataque británico; pese
a ello, se registró un grado increíblemente ínfimo de bajas: 30 muertos y 105
heridos. Como contrapartida, les provocamos al enemigo el más alto número de
muertos: aunque no lo reconocen oficialmente, en la zona donde peleó el
BIM 5 los británicos perdieron 359 hombres, de donde saco esa cifra? ellos mismos
me la dijeron.
“De los 74 días que pasamos en
Malvinas, 44 recibimos fuego permanente sin poder responder. Solo los 4 o 5
últimos días fueron de real combate para nosotros…
Recuerdo
un momento del último día, el 14 de junio, a las 10 y media de la mañana.
Era un momento muy crítico. Nos estábamos replegando sobre Sapper Hill, desde
Tumbledown y Williams.
Veo que el segundo comandante, Daniel
Ponce, Capitán de Fragata, cae, agotado, rendido. El fue un segundo comandante
perfecto, un ejemplo.
Cuando cae, dos conscriptos van a
auxiliarlo. No estaba herido. Estaba agotado, no podía más. Ponce ordena a los
conscriptos que lo dejen.
Ellos le dicen: “Si hay que morir,
morimos los tres”. Lo ayudaron, lo levantaron, lo llevaron y los tres salieron
con vida. A esto yo le llamo cohesión.
El Subteniente Silva, todos sabían lo
que estaban haciendo. Me conmovió la entrega del Subteniente Silva, del
Ejército, que se incorporó a mi unidad cuando se replegó el Regimiento 4,
Silva era un valiente. Muy joven, pero muy decidido.
Vino y
me dijo que lo destine en el lugar donde se iba a luchar más duramente.
Fue a Tumbledown. Murió con sus 4 soldados, peleando
con la mayor bravura. Allí estaban los escoceses, (muy
buenos, como los paracaidistas ingleses), y los famosos gurkhas, que eran pura
propaganda. Caían como moscas. También recuerdo a un
conscripto que desobedeció mis órdenes. En un
momento del combate en que los británicos eran rechazados, él corre detrás
de ellos, baleándolos sin parar. Yo le ordeno que se detenga. Pero él sigue. El
fuego enemigo lo alcanza y cae muerto. Yo mismo lo enterré estaba a 500
metros delante de las posiciones en que debía estar…y rodeado de enemigos
muertos.
Actos de arrojo así hubo a montones,
aunque no por desobedecer mis órdenes.
“Yo no soy ni bravo, ni valiente, ni
nada por el estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle.
Pero en Malvinas no pude tener miedo. No pude tenerlo porque creo que Dios
no me dejó tenerlo, y la preocupación por mis hombres, su entrega, obviamente
no me podían permitir el privilegio de tener miedo.”
“Sí sentí amargura. Ha sido la más
grande amargura de mi vida, en dos momentos críticos: uno, cuando tuve que
ordenar el inicio del repliegue hacia Sapper Hill; y el segundo, terrible,
cuando entró mi batallón, desfilando, armas al hombro, entero, a Puerto
Argentino. Eso significaba la rendición. Ahí aflojé. Más de uno me habrá visto
llorar”.
A las 3 de la madrugada del 14 de junio
hicimos uno de los contraataques más intensos contra el enemigo, en Tumbledown,
junto con la compañía de Ejército del Mayor Jaimet. Ellos son los que
chocan con los famosos gurkhas.
Los nuestros eran más o menos 150
hombres. Ellos eran entre 800 y 1.000. allí concentré fuego de la artillería de
Ejército . Según me contó luego el General inglés Wilson, de la Quinta
Brigada –con quien conversé cuando estuve prisionero- allí sólo quedó un tercio
en pié.
Los barrimos. Aunque ahora lo nieguen,
fue así.
Todo un regimiento de ellos chocaba
contra 60 u 80 hombres míos, y los bajamos sin asco, y los paramos. Una de las
preguntas que me hicieron fue porqué no había contraatacado, si les
habíamos quebrado el ataque.
Yo tenía a la Compañía Mar lista para
el contraataque. Pero la realidad es que, cuando podíamos hacerlo, ya no
teníamos munición. Por otra parte, había llegado la orden de repliegue.
Sobre nuestras posiciones caían mil proyectiles de obuses por hora, además del
bombardeo naval, más los aviones y los helicópteros. Era tremendo.
Así y todo, podíamos haber
contraatacado, de haber tenido un poco de munición. Pero, no hubiera cambiado
el curso de la batalla. La suerte estaba echada. Claro: los ingleses no sabían
mi situación real.
Esperaban el contraataque nuestro.
Rezaban, me dijeron, para que no contraatacáramos. Pero ¿Con que? Cuando les conté que
nosotros éramos un batallón, no lo podían creer.
También
recuerdo que, en el momento de decidir el contraataque, llamo a los oficiales
de mi Estado Mayor y les cuento mi plan. Tomo la carta y hago un esbozo de las
órdenes. Ellos se miran entre sí. No dicen nada. Cumplen. Pero después del 14
de junio, a mí me había quedado una duda: ¿porqué se miraron entre ellos? Un
día se los pregunté. Me dijeron que pensaban que yo estaba loco. Entonces,
una vez que pasaron las cosas y terminó, yo seguí preguntando: ¿Y ustedes que
hubieran hecho, aún así? “Hubiéramos cumplido la orden. Punto”. Eso era el
BIM 5. Eso es lo que vale. La confianza. Pero quisiera destacar que en Malvinas
cada uno luchó con lo que pudo, y con lo que tuvo. Por cada uno de nosotros
caían seis o siete de ellos. Ahora ya saben que no les tenemos miedo, que no
somos indios y que sus soldados no vinieron de pic-nic.”
En las actuales horas, las más oscuras
de la historia de Argentina ... ¡¡Viva la Patria!!
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