viernes, 6 de octubre de 2017

El alegato de Astiz por la Esma

habló de terrorismo judicial, aseguró que nunca pedirá perdón y se comparó con la orangutana Sandra

El exmarino conocido como ‘angel de la muerte’, presentó un alegato donde calificó al juicio como ilegítimo y dedicó sus palabras a quienes como él están en “privación ilegítima de la libertad”.

Antes de comenzar a leer su alegato, el represor Alfredo Astiz aseguróque no reconoce “a este tribunal ninguna capacidad punitiva sobre mipersona” y destacó que“me encuentro preparado para recibir otra ilegítima condena, que va a ser como una nueva condecoración“. El Tribunal Oral Federal 5 juzga a 54 represores que están acusados por delitos de lesa humanidad cometidos en perjuicio de 798 víctimas por grupos de tareas que actuaron en la Escuela Mecánica de la Armada durante la última dictadura cívico-militar.



El represor habló sobre ‘terrorismo judicial’ y dedicó su alegato “a todos los suboficiales y personal civil de todas las fuerzas militares y policiales que se encuentran en privación ilegítima de la libertad, en particular a todos los que murieron en cautiverio que son las víctimas más injustas de toda esta ilegal y encarnizada persecución
El ex oficial de la Armada criticó constantemente al tribunal por no permitirle hablar durante cinco horas “una por cada una de los años en los que se desarrolló este falso juicio“.
Algunos de los más conocidos represores juzgados en esta causa, además de Astiz (conocido como “El ángel rubio” o “El ángel de la muerte”), son Jorge Eduardo “El Tigre” Acosta, Ricardo Miguel Cavallo, Antonio Pernías, Jorge Radice, Carlos Guillermo Suárez Mason y Antonio Vañek.
El alegato de Astiz por la Esma: habló de terrorismo judicial, aseguró que nunca pedirá perdón y se comparó con la orangutana Cecilia
Luego de pedir un vaso de agua, el represor hizo referencia al regreso de Juan Domingo Perón al país y relató que el expresidente indicó la necesidad de “aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que anhelamos una patria justa, libre y soberana, lo que nos obliga a todos movilizarnos y a empeñarnos en la lucha a la que de lugar“. “Al referirse Perón a las organizaciones extremistas no las llamó guerrilleros ni jóvenes idealistas, sino terroristas“, destacó en su exposición el exmarino.
Astiz aseguró que la guerra “probablemente se siga haciendo a pesar de los esfuerzos de la humanidad de acabar con ellas”, y consideró que hablaría sobre la guerra ‘en función de los fines‘, hablando además de una guerra religiosa que terminó con los ataques contra la AMIA y la embajada de Israel. En cuanto a “la guerra contra el terrorismo“, Astiz hizo una comparación entre la guerra de los 70 con lo que consideró hoy en día como “los movimientos totalitarios denominados populares que se atribuyen la autoridad moral ilegal para violar el paquete de leyes de la República en función de sus fines“.
Astiz está en prisión desde 2003, pero asegura que la suya es sin lugar a dudas una “privación ilegítima de la libertad”. El militar, que ahora tiene 67 años, se infiltró en 1977 en el recientemente creado grupo de las madres de Plaza de Mayo, donde ayudó a las fuerzas militares con el asesinato de Azuzena Villaflor, y otras 11 personas, entre ellas dos monjas francesas.
En otro trascurso de su alegato, Astiz también habló sobre la desaparición de Santiago Maldonado, pero sin nombrar al joven artesano desaparecido el 1° de agosto. “Últimamente han aparecido en el sur de nuestro territorio movimientos secesionistas que escudándose en ficticias revelaciones ancestrales, quieren apoderarse de parte de nuestro territorio”, aseguró Astiz, quien los comparó con el terrorismo y aseguró que éste representa “una guerra sin tiempos“. “El principal problema no era sobre el movimiento o sus objetivos, sino que era si un gendarme tenía una piedra en la mano o no“, añadió el represor, sin dejar lugar a dudas que se refería al caso Maldonado.
Por último, Astiz criticó su supuesta indefensión y afirmó que los represores que se encuentran en juicio “no poseemos ningún derecho legal, aunque aseguren lo contrario” e indicó que “en todos estos años de persecución judicial, me enteré que los sujetos de derecho eran únicamente las personas y que los animales eran cosas. Un fallo sobre una orangutana me hizo reflexionar que este simpático animal posee los derechos que carecemos muchos de los uniformados que servimos en los años 70“, afirmando que a la orangutana Sandra que a él.

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