martes, 10 de octubre de 2017

Yo quiero que le hablen a los alumnos del otro Maldonado


Ahora, los padres pueden exigir a los docentes que hablaron a sus hijos de Santiago Maldonado; que les cuenten quien fue el “otro Maldonado”, Ismael Maldonado.
Ofrecemos una breve ayuda para la “memoria”.
Corría el año 1975. 
En la Argentina gobernaba una Presidente constitucional perteneciente al Partido peronista. Funcionaban plenamente las instituciones de la República; sin embargo un grupo de personas, que rechazaba el sistema democrático en vigencia, entendía que el destino de grandeza del pueblo argentino llegaría cuando se instalara en nuestro país un gobierno socialista de partido único; sin libertades políticas; sin medios de comunicación independientes, etc.; siguiendo el ejemplo de la Cuba de Fidel Castro. 
Para ello, estos argentinos, entrenados y financiados precisamente por Cuba, se constituyeron en “ejército” (“Ejército Revolucionario del Pueblo”) y mediante el terror que imponían sus acciones armadas (asesinato de policías, gendarmes y militares; empresarios; trabajadores; sindicalistas; niños) desafiaban al gobierno peronista al que querían reemplazar mediante la “lucha armada”. 
NADA les importaban, entonces, los “derechos humanos”; ni la “verdad” ni la “justicia”; ni la “aparición con vida”; porque eran los cultores de la muerte por motivos políticos. 
Al modo de los tristemente celebres y actuales yihadistas en Europa y el resto del mundo, buscaban ATERRORIZAR a la población para obtener triunfos políticos y mostrar poderío y presencia. 
En sus publicaciones, sin vueltas, llamaban a “tomar con decisión las armas, a incorporarse activamente a la lucha revolucionaria antiimperialista y por el socialismo” (Revista “Estrella Roja – Órgano del Ejército Revolucionario del Pueblo”, Nro. 31, del 4 de marzo de 1974, cuando gobernaba la Argentina el Presidente constitucional Juan Domingo Perón. En esa edición la organización terrorista argentina anunciaba desde la tapa que los grupos terroristas ELN, de Bolivia, los Tupamaros, del Uruguay y el MIR, de Chile; junto al propio ERP; habían “comenzado a confluir; a unir sus fuerzas y sus voluntades, imbuidos (…) de la prédica y el ejemplo del Comandante Che Guevara” conformando así la “Junta de Coordinación Revolucionaria”)
El gobierno constitucional ya había puesto “fuera de la ley” en 1973 a este grupo de revolucionarios mesiánicos; los perseguía penalmente y los combatía en las calles. En Julio de 1974, el mismo día de la muerte del Presidente Perón; los terroristas anunciaban la creación del “foco rural” en la provincia de Tucumán (Revista “Estrella Roja”, Nro. 35, del 1° de Julio de 1974).
Allí se instalaron los terroristas; intentando imitar lo acontecido en la Sierra Maestra cubana, mientras seguían cometiendo asesinatos sin miramiento alguno en las ciudades (como el asesinato de una chiquita de tan solo tres años, Cristina Viola, en Tucumán en Diciembre de 1974).
En Febrero de 1975, el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón encomendó al Ejército Argentino “aniquilarlos” en el terreno que los terroristas habían elegido: la “lucha armada”. 
En uno de los más de cien enfrentamientos que el Ejército libró en Tucumán, los “jóvenes idealistas” del “ERP” asesinaron en una emboscada a un Soldado conscripto salteño, Ismael Maldonado; el “otro Maldonado”, que fue baleado cuando acudió a la carrera a asistir a su Jefe, el Subteniente Rodolfo Berdina; quien yacía herido en un claro del monte y que, luego y como Maldonado, moriría en la acción. 
Berdina y Maldonado son hoy los nombres a dos pueblos del interior tucumano; en homenaje a esos bravos argentinos que pelearon a los “fules” como se los llamaba a los terroristas. A Tucumán se la conoce, desde entonces, como “la Cuna de la Independencia y el sepulcro del terrorismo”.
Sin embargo las cosas se trastocaron en nuestro país; hoy los terroristas abatidos entonces son homenajeados; sus familiares indemnizados con cifras millonarias; los subversivos de los ’70 que estuvieron presos por delitos cometidos por esos años fueron indemnizados y hoy cobran una pensión que es el doble de una jubilación mínima. Los militares y policías que los combatieron hoy son acusados de “represores” y “genocidas”. 
Nunca supimos quien mató al “otro Maldonado”. Pero recordarlo es un acto de estricta justicia y es impedir que nos reemplacen la Historia por la “memoria” de plastilina. 
Usted puede exigirlo a los docentes de sus hijos. Gloria y Honor por siempre a Ismael Maldonado.



No hay comentarios:

Publicar un comentario